LA PENINSULA IBERICA

La peninsula Ibérica sacude su dolor, de nuevo, esta vez con el reto más
importante desde las últimas centurias, la sanación de su propia historia.

Por un lado, el Imperio debe reconocer que detrás de la colonización,
la apropiación y la aniquilación del continente Americano, en especial,
todos aquellos paises que en la actualidad conservan nuestra lengua
como propia, está el dolor de millones de seres que todavía siguen
siendo victimas del Imperio.

Esas mismas personas, vinieron a la madre patria a buscar un mundo
mejor que el que nosostros les dejamos en sus paises de origen,
después de haberles despojado de todas sus riquezas y , ahora ya
no les necesitamos. Pretendemos que se marchen.

El Imperio no ha entendido nada. La historia se repite de nuevo,
con un aire de superioridad, soberbia y falta de compasión, ya
no sólo con la emigración sino con nosotros mismos.

La historia de una Iberia dividida entre nacionales y republicanos
no ha trascendido el tiempo. Gano el miedo, la represión y las
torturas pero,  lo más importante, entre vecinos. Nadie amenazaba
desde fuera la nación. La guerra era entre hermanos y como en
toda guerra, todos siempre pierden.

Han transcurrido 75 años y desde entonces siempre hemos estado
divididos. De una forma u otra , siempre hemos luchado entre nosotros
y ahora más que nunca debemos ser conscientes de nuestro pasado
para transmutar el dolor de tantos perdedores, de tanto miedo, de tanta
miseria.

Nuestros abuelos y padres han sacrificado su vida para que nuestro
mañana no se convierta en una nueva guerra, tan sólo hemos de
llevar a  la consciencia nuestro pasado y ser capaces de perdonar
y compadecernos para borrar la memoria que sacude la peninsula
Ibérica.