lunes, 16 de julio de 2012

MEMORIAS Y ARCHIVOS

La fecundación humana tuvo lugar hace miles de años, cuando
nuestros creadores inocularon su semilla en los homínidos que
poblaban el planeta con el fin de obtener mano de obra resistente
para su propio beneficio y supervivencia, sin el deterioro de su
propia especie.

Actualmente, esta máxima sigue vigente más que nunca, porque
somos su herencia biológica, grabada en nuestro código genético.
Somos los descendientes de unos padres que un día aterrizaron
en la Tierra con una mente tremendamente desarrollada pero
también conflictiva, en pugna constante con otras entidades y
cuya batalla todavía sigue en otras realidades y que queda
reflejada como un holograma en nuestro planeta,  como
consecuencia de ese código genético que no ha mutado
en los últimos milenios.

Es curioso observar la evolución humana, cuando de
repente se estanca y eso coincide con la última visita de
nuestros padres galácticos hace aproximadamente unos
13.000 años.

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